La historia y el trasfondo de los Elfos de Sangre nos narra una historia de soberbia y orgullo. Tras la primera guerra contra la Legión Ardiente (10.000 años calendario de Azeroth) y la destrucción del pozo de la luna original, la raza elfica se dividió en tres: Los elfos nocturnos (Kel’Dorei) que siguieron los pasos de San Do Stormrage (también conocido como Malfurión) que renunciaron a la vida diurna y al uso de la magia para no volver a atraer la atención de la legión, armonizaron sus vidas con la naturaleza y su tez se tornó oscura. Los seguidores de la caída princesa Aszhara (Sin’Dorei) partidarios del uso de la magia y la civilización para mejorar sus condiciones de vida, abandonaron Kalimdor y buscaron un nuevo hogar allende los mares, desembarcando y construyendo su nuevo hogar en la península de Quel Thalas, que resultó ser un antiguo dominio troll (de ahí sus continuas guerras y su enemistad).
Después de que Arthas utilizara y destruyera el pozo del sol para crear con su energía al Lich Kel Thuzad dotando al espíritu del nigromante de un nuevo cuerpo y un tremendo poder, los elfos quedaron privados de lo que les proporcionaba la energía mágica ilimitada que utilizaban para mantener su modo de vida y la eterna juventud.
Los elfos tuvieron que aprender a extraer la energía de seres y objetos encantados para llenar aquel vacío dejado y sustentarse con ello, sin embargo, nada podía saciar por completo su sed de magia dado que no existía una fuente tan poderosa e ilimitada como la que perdieron. Algunos se abandonaron a su adicción y a su sed insaciable llegando a convertirse en seres decrépitos apenas si reconocibles como elfos que solo piensan en como obtener su próxima dosis de magia.
Los tiempos difíciles requieren medidas extremas, los elfos no solo fueron abandonados por humanos y enanos cuando fueron atacados por Arthas sino que además cuando llegaron no tuvieron consideración a la frágil situación a la que se veían sometidos sin el pozo del sol y tomaron las fuerzas que consideraron oportunas dejando que los que quedaban en retaguardia se las apañasen como pudieran para reconstruir y dar apoyo logistico al frente. Apremiado por la necesidad Kael Thas aceptó la extraña y repentina ayuda de los naga liderados por Lady Vashj. Poco después supo que Vashj anteriormente se había puesto a disposición de Illidan Stormrage quien los había liderado para encontrar un nuevo hogar y reivindicar la posición de los naga.
Viendo que sus antiguos aliados los habían abandonado a su suerte y que Illidan parecía conocer la manera de salvar a su gente de decadencia absoluta y la locura a merced de la sed de magia, tomó medidas drásticas y acepto aliarse con el y los naga, lanzándose a la conquista de los restos de lo que antaño se llamara Draenor para reclamarlo como su nuevo hogar.
Muchos, sin embargo, quedaron atrás, entre las ruinas del “reino eterno” luchando por conservar lo que pudieran tanto de su antiguo reino como de si mismos. Lord Theron y Rommath entre otros lideraron a los suyos para comenzar la limpieza de la corrupción del azote de sus bosques y para conservar la entereza de su raza frente a la sed.
Son tiempos difíciles para los elfos de sangre, se han visto repartidos en distintas alianzas y en ocasiones se encuentran enfrentados unos contra otros sin otra alternativa que matarse mutuamente. Sin embargo su compleja situación es fácil de resumir, ya que todos los elfos saben que solo se deben lealtad a si mismos. Puede que los tilden de amanerados, de traidores o de egocéntricos, pero lo cierto es que han sabido dejar a un lado su orgullo y altivez para aceptar la ayuda de aquellos que mejor puedan ayudarles en un momento crítico de su historia. En su lucha por la supervivencia no dudaran en ensuciarse las manos, ni se volverán a mirar atrás a los que se queden por el camino, se aferran a la vida con uñas y aunque no olvidan a quienes perdieron, saben que no tienen tiempo para llorarlos.
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